Suele escucharse por doquier que “Los Jóvenes son el Futuro de Chile”. ¿Mas qué ocurre con los niños? Para comenzar, es imposible dejar de lado algo quizás tan trivial como el puntaje necesario para ingresar a una carrera del área Educacional; sin duda alguna, debiese ser el más alto, ya que la educación es la base de todo, el cimiento para formar personas, cultura y país.
Lastimosamente, en Chile, la Educación está siendo desvalida en cuanto a las herramientas con las que cuenta a nivel profesional y económico para resolver los trastornos, que mayoritariamente se presentan en la infancia. Cerca del 14% de la población chilena sufre de Trastornos Psicomotores, situación que se está volviendo crítica en la mayoría de los establecimientos educacionales que no cuentan con conocimiento ni herramientas para tratarlos a tiempo. Cada vez se hace más común oír entre los docentes: “Problemas de Aprendizaje”, “Inmadurez Emocional”, “Déficit Atencional” o “Hiperquinesia”, sin embargo, estos términos no son más que una maraña de excusas utilizadas para desligarse de los injustamente “Niños Problemas”. Ahora bien, ¿cuál es la solución a este problema? Básicamente la instrucción tanto de colegios como de docentes, sobre ¿qué son? ¿cómo reconocerlos? y ¿cómo tratar? los Trastornos Psicomotores, invirtiendo en conseguir las herramientas necesarias, comenzando por construir salas de psicomotricidad y contando con el apoyo de profesionales Psicomotricistas, Psicólogos y Licenciados en Ciencias de la Actividad Física que trabajen en conjunto en pos de una solución concreta a estos trastornos; no obstante, los establecimientos no cuentan más que con un profesional de Psicopedagogía, y en el caso de colegios particulares y particular-subvencionados con una idiosincrasia cada vez más egoísta de generar negocio gracias a la Educación. Sin embargo, no toda la responsabilidad es de los colegios, ya que ningún Estado de turno ha realizado proyectos, ni leyes que velen por la Educación de los niños, sin medir niveles escolares, ni socioculturales.
Esto ya es una realidad en nuestro país, que los colegios se laven las manos ante las dificultades que puedan generarle ciertos alumnos, “tranquilizando” a los ingenuos apoderados con un inescrupuloso “su hijo necesita madurar, es mejor que repita el año”, conllevando no a un avance, sino que a un estancamiento en el desarrollo del niño a nivel estructural, inclinándonos a pensar que sólo buscan llenarse los bolsillos de dinero, en vez de poner fin a un problema que requiere de una pronta solución; por un Chile mejor y por sobre todo porque el viaje escolar de nuestros niños sea íntegro y de calidad, debemos trabajar por realizar reformas que en conjunto con los nuevos conocimientos en el desarrollo psicomotor, promuevan el sano crecimiento del niño de manera íntegra, para así sostener bases sólidas que les permitan crear nuevos ambientes, más sociales y humanos.
Por:
Rodolfo Gutiérrez O.
Fernanda Gutiérrez V.
